Así les advirtió a sus nietos que dejaran de hacer alboroto dentro del hogar, la señora Rosa Argentina Murillo, conocida cariñosamente como doña Chayo en el barrio Monseñor Lezcano.
Sus 93 nietos que rondan las edades de entre 2 a 56 años, estaban jugando con varias pelotas de fútbol y de golf cuando uno de ellos rompió un jarrón chino que Murillo había comprado recientemente en la tienda de “todo por un dolar” del barrio.
“¡Ya dejen de joder!”, les grito Murillo que los persiguió con un chilillo de jícaro para que se calmaran.
Luego de reprimir a su nietos Murillo les dijo que “con la paz no se juega” y los mandó a jugar al patio a policías y paramilitares.