¡Migrante con orden de deportación ya empacó hasta el último calcetín y espera captura con emoción!
- «Solo espero que no se demoren mucho, que ya vendí hasta la cafetera y no tengo ni para pagar el otro mes de renta porque ya mandé todos mis piticlines allá donde mi familia», confesó con una sonrisa pícara.
Dicen que hay que estar preparados para todo, ¡y este migrante sí que se lo tomó en serio! Con una orden de deportación en mano, decidió adelantarse a los acontecimientos y mandó dos cajas repletas de sus pertenencias a su país de origen.
¿Lo más curioso? ¡Incluyó hasta los abrigos de invierno y las botas de nieve! Como si fuera a necesitar eso en las soleadas playas del trópico.
«Hermanito, dicen que el chocoyo en cualquier palo es verdad. Si Dios me da licencia, pues me quedo y si no es así que sea lo que Dios quiera. Ya fueron tres años aquí trabajando, bebiendo y gastando en cariñosas, creo que ya es hora de regresar a mi país. Me voy pal pueblo, hoy es mi día», dijo en tono jocoso, Juan Sebastián Chapiollo, vendedor de zapatos en el mercado oriental desde que tenía 13 años.
Ahora, con una actitud digna de estrella de reality show, se pasea ligero de equipaje, esperando que migración lo «sorprenda» en cualquier momento. ¿El motivo? Se rumorea que está listo para su gran final: un vuelo de regreso en primera clase, cortesía del gobierno trumpista. ¡Champán y toallitas húmedas incluidas!
«Solo espero que no se demoren mucho, que ya vendí hasta la cafetera y no tengo ni para pagar el otro mes de renta porque ya mandé todos mis piticlines allá donde mi familia», confesó con una sonrisa pícara.
Mientras tanto, sigue disfrutando sus últimos días como si estuviera en unas vacaciones pagadas. ¡Migración, apúrense, que este pasajero ya tiene maletas facturadas!