Dictadura sandinista anuncia que dejará de hacer boxeo de cochones, para comenzar con el futbol de cochones
Después de años de brindar al pueblo el más puro espectáculo de lucha entre cochones —ese épico deporte nacional donde se reparten más mordidas que en una piñata sin supervisión adulta—, la dictadura sandinista ha anunciado un drástico, pero muy “moderno”, giro en su programación de entretenimiento estatal: ahora los cochones no boxearán… ¡jugarán fútbol!
Así es. El régimen ha decidido que es tiempo de reinventarse y dejar atrás las peleas coreografiadas donde todo se valía excepto decir la verdad. “Queremos un deporte donde se corra más, se grite más y se disimule mejor la represión”, declaró un vocero no identificado, que vestía uniforme deportivo y una sonrisa forzada. “Además, en el fútbol, fingir faltas es un arte, y eso ya lo dominamos”.
El nuevo “Campeonato Nacional de Fútbol de Cochones” se jugará en estadios sin público (por razones de seguridad, censura y porque el pueblo tiene cosas más importantes que hacer, como huir o sobrevivir). Cada equipo será dirigido por un comisario político, y las pelotas… bueno, esas seguirán siendo de cuero, aunque el miedo también rebota.
El cambio ha generado opiniones divididas: algunos extrañarán el noble arte de la trompada entre camaradas; otros aplauden la modernización del circo. “Al menos con el fútbol sudan más antes de reprimirnos”, comentó un ciudadano con la camiseta puesta, pero la esperanza ya desteñida.
Y así, entre goles cantados por el aparato de propaganda y árbitros que solo pitan lo que Ortega les susurra al oído, la dictadura se reinventa. Porque si hay algo que nunca falta… es el show.
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