El silencioso tiro en la sien del exiliado nicaragüense: ¡cuidado con el plomo exprés de la dictadura sandinista!
- Tanto escapar para acabar igual. Samcam se batió por su voz y los balazos sandinistas lo silenciaron.
- La impunidad como modelo turístico. Costa Rica presumía de estabilidad y derechos humanos, hasta que un opositor yace tirado en la calle como un anuncio mortal de que aquí, también, se puede silenciar con balas.
- La resignación y la impotencia en verborrea en las redes sociales y lo que nos queda.
Costa Rica, ese paraíso donde los exiliados deberían respirar tranquilos… hasta que un enviado desde El Carmen apunta y dispara. El mayor en retiro del Ejército de Nicaragua, Roberto Samcam, encontró su “retiro” a balazos la mañana de este 19 de junio de 2025, en San José, Costa Rica.
Ocho plomazos —según las cuentas fatídicas— le cortaron el discurso crítico al régimen de Ortega, y también, a cualquier idea de que Costa Rica fuera un refugio seguro.
Hace años que Samcam vivía fuera del país por las “amenazas de muerte” perpetradas por los simpatizantes sandinistas. Pero parece que mudarse de país no incluye un seguro contra sicarios fieles a los Ortega-Murillo: los supuestos enviados se las arreglaron para llegar hasta donde estaba Samcam, como quien entra a su casa, y vaciarle el estómago con plomo: “tórax, abdomen y piernas” fueron blanco de la sinfonía letal.
En la otra habitación dormía su hija. Samcam terminó arrastrándose al baño donde murió.
¿Costa “Rica en balas”?
La narrativa oficial, al respecto, todavía es una de esas comedias burocráticas: la OIJ (Organismo de Investigación Judicial) está “desplazándose al lugar” y “cuando se tengan mayores detalles se remite la información”. Avisen cuando la tortuga que va a menos de 50 kilómetros por hora cruce la meta, qué más da si ya hay cuerpo frío sobre la calzada.
Mientras tanto, organizaciones civiles —y exiliados nicaragüenses— suben enlaces rabiosos en redes sociales, exigiendo “una investigación enérgica” y lanzando adjetivos como “cobarde” y “seleccionado” Pero una ambulancia de hashtag‑activismo no repara un cadáver ni aleja un sicario.
Completa resignación, impotencia y lo que nos queda. Así estamos.
Un mensaje mafioso con cuño político
A la dictadura de los Ortega-Murillo no le tiembla la mano ni el dedito cuando se trata de “limpiar” a opositores, incluso en el exilio. Avanzan con precisión asesina: engaño, trampa, plomo. Samcam llevaba años sabiendo que estaba en una lista negra, pero al parecer nunca anticipó que el embudo se estrechara hasta su propia puerta.
¿El mensaje? Es el clásico: no importa dónde vivas, si lo criticas, terminas en una morgue. Y el crimen, ejecutado entre las 7:00 y 8:00 de la mañana, no es casualidad trasnochada: es el recordatorio diario de que la persecución sigue —incluso en “Democracia Linda y Pura Vida S. A.”.
Samcam fue ejecutado, y su familia —otra vez en el exilio— quedó expuesta al horror. Este crimen, calculado al milímetro, deja claro que la dictadura sandinista no necesita visas para matar: le bastan balas, cobardía y gobiernos que miran el cadáver y todavía se preguntan si hay un problema.
En fin…
¿Quién sigue? Mañana puede ser cualquiera que abra la boca, publique algo en sus redes, o simplemente no se quede callado.
Costa Rica: donde te exilas para escapar de la represión y terminas recibiendo una cita a balazos, pero en democracia. Con música de plomo orquesta, la dictadura sandinista firma otra “nota de censura”: se permite disparar por la libre —aunque estés fuera del país.
Posdata: El sarcasmo no mata a nadie… pero las balas sí.