El Comentario

 El asesinato de Charlie Kirk: ¿Por qué la ‘izquierda antifascista’ lo celebra con memes y ‘Bella Ciao’?»

Es irónico y repugnante que alguien que se dice antifascista dispare al cuello de un esposo y padre de familia solo porque no le gustan sus ideas. ¡Exactamente lo que haría un fascista!

¡Están entre nosotros! Quiero convencerme de que son una minoría ruidosa, pero la realidad parece desmentirlo. Me refiero a esas personas que justifican asesinatos en función del color de piel, las creencias religiosas o la ideología política de las víctimas.

El 10 de septiembre, en Utah, parecía un día cualquiera. Acababa de salir de mi trabajo para almorzar cuando, al revisar el teléfono, me enteré de que, a solo unas millas de distancia, habían asesinado al activista Charlie Kirk.

El video ya circula por todas partes y resulta estremecedor. Honestamente, no era alguien a quien siguiera de cerca. Apenas había visto algunos de sus debates, declaraciones sobre inmigración y un par de fragmentos sacados de contexto, suficientes para ubicarlo, de forma superficial, en un círculo político conservador. Pero lo que menos esperaba era la reacción de tantas personas, tanto en internet como en el mismo lugar del crimen.

Sabemos que las redes sociales son un vertedero donde la gente descarga su odio, su basura y sus miserias más íntimas. He topado con todo tipo de gentuza. Sin embargo, ver cómo se justificaba el asesinato de una persona por sus ideas —y cómo algunos lo celebraban, incluso varios de los presentes, mientras el cuerpo de Kirk aún daba sus últimos espasmos— me dejó claro que el ser humano siempre puede sorprendernos… y casi nunca para bien.

El asesino, según las autoridades, es Tyler Robinson, un joven de 22 años residente en Utah. A simple vista, no está claro si actuó solo. El tiro fue mortal y certero, casi perfecto. Aunque no soy experto en armas, sé lo suficiente para afirmar que no cualquiera ejecuta un disparo así. En Estados Unidos puedes comprar un rifle al lado de los útiles escolares en Walmart, pero para un tiro de esa precisión se necesita práctica.

Un detalle que captó especialmente la atención fueron las inscripciones en las balas: “Hey, fascist! Catch!”, “Oh, Bella ciao”, entre otras frases que aluden a memes de internet y referencias antifascistas.

La caricatura perfecta: un revolucionario de manual, convencido de librar una guerra contra la reencarnación de Mussolini, Hitler y Franco, cuando en realidad tenía delante a un cristiano que citaba versículos bíblicos y defendía el matrimonio y la familia como valores fundamentales.

Estos “antifas” se creen combatientes contra el fascismo desde sus trincheras de Twitter y Facebook, como si memes y videos de 30 segundos los convirtieran en un pelotón partisano enfrentando a las camisas pardas o negras. ¡No, idiota! No estamos en la Italia ni en la Alemania de los años 20.

En lo único que se parece Tyler Robinson a un partisano es en el uso de la violencia: empuñar un arma para silenciar al adversario. “Los terroristas son los que consideran que no existe separación entre la vida de las personas y sus ideas”, dijo el periodista Juan Soto Ivars. Una definición que encaja a la perfección.

Es irónico y repugnante a la vez que alguien que se dice antifascista decida disparar al cuello de un esposo y padre de familia solo porque no le gustan sus posturas. ¡Oh, casualidad! Exactamente lo que haría un fascista.

La frase está gastada, lo sé, pero sigue siendo urgente repetirla: las ideas se combaten con ideas. A mí tampoco me convencían las posturas de Kirk. Como periodista exiliado, cuestiono muchas de sus opiniones antimigrantes. Pero nunca creería que la forma de afrontarlo sea tomar un arma y eliminarlo.

¡Están entre nosotros! Los quienes justifican lo ocurrido: que se lo merecía por defender el uso de las armas, que no sienten empatía por alguien que tampoco la tuvo hacia los migrantes, Palestina o afrodescendientes. No se dan cuenta de que con esos argumentos abren la puerta a que mañana algún imbécil tome un arma y dispare contra alguien de pensamiento izquierdista. Y entonces, esos mismos que hoy celebran serán los que protesten porque la víctima será de su propia cuerda ideológica.

Finalmente, el tema de la empatía es personal. No le pido a nadie que llore por una víctima que le resulta odiosa. Lo que sí digo es que, si tu justificación es “yo no siento empatía porque ese gringo blanco no sentía empatía por mí como migrante, ni por Palestina, ni por lo que sea”, entonces lo que tienes es empatía selectiva e indignación a conveniencia. Según el color, la bandera o la idea de la víctima. Y eso, al final del día, te coloca muy cerca de aquello que dices combatir.

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